Transcribo este capitulo del libro:
"Mi inolvidable abuela Rosa. Historias Familiares".
Autora: Raquel Esther Micheli
La vida es hoy
Alguien tendiendo un mantel.
Arcángel Anunciando el pan
a compartir.
Maria Gabriela Guerrero
El olor de la manteca que se derretía para hacer salsa blanca, me anticipaba alguno de mis platos preferidos. La nuez moscada era infaltable en muchas de las preparaciones con harinas y vegetales. Llegaba corriendo de la escuela, al mediodía, con el estómago vacío, y lo primero, era ver qué había de rico en la cocina. Aspiraba con deleite esos olores que despertaban aún más mi apetito.
Me acercaba sigilosa y si podía le robaba a mi abuela, una “bomba de papa” de las que se amontonaban en la fuente mientras las iba friendo. Otras veces la sopa de arvejas con pancito tostado, los ñoquis a la romana, las papas rellenas o con salsa blanca, el “pulpetún” de verduras, los ravioles, los pastelitos con dulce, en fin, podría seguir y seguir. Revivir esos sabores me llena de éxtasis.
La casa de Centenario al 202 era la parte trasera del restaurante. Lo primero que mi abuela hacía a la mañana era preparar el brasero en el patio y una gran cacerola con agua para el puchero. Luego las brasas eran llevadas hacia el fogón de la cocina y ahí seguía preparando otras delicias. Ponía a hervir huesos con caracú y carne, papas, zapallos, cebolla, puerros, y el aroma impregnaba el ambiente. Era el plato básico de todos los días. Invierno y verano: sopa de entrada, mañana y noche. Recuerdo haber tomado hasta tres platos de sopa de dedalitos. ¡Qué caldo más rico!, tenía como aritos brillantes en la superficie y si sobraba, a la noche se transformaba en un gran salpicón o un gran puré de papas y zapallo con carne picadita y caldo que ella llamaba “puchero chico”. En la parte de abajo del fogón cocinaba batatas con cascara para comer de postre ahuecándolas con manteca y, sobre la mesada de mármol, también nos hacía caramelo con maní
También la masa tiene un perfume y una textura adecuados según sus ingredientes y su utilidad. Amasando y pensando mientras recorro la masa hacia adelante y hacia atrás, una y otra vez, imagino las manos de mi abuela y las de mi madre en la misma tarea, era algo mágico. No sabía el porqué de tanto ir y venir sobre la masa. Era para que se aireara, para que fuera liviana, tenía que tener “agujeritos” al cortarla. Siempre los domingos comíamos “parvas” de tallarines caseros. Los olores de la cocina no siempre eran buenos. A veces estaban limpiando pollos, sacando vísceras, entonces, los chicos pasábamos corriendo por la cocina apretándonos la nariz con los dedos.
Mi abuela cocinaba con “el alma”, no importaba cuanto trabajo le diera, ver disfrutar a sus seres queridos era su felicidad.
Receta de la tradicional torta de la abuela Rosa. A ver si logran que se parezca a la que ella hacía...
Torta de Nuez
200 gr. de manteca
½ Kg. de harina
3 cucharaditas de polvo de hornear (Royal
½ cucharadita de bicarbonato (optativo)
¼ Kg.de azúcar
½ vaso de leche
½ vaso de vino Moscato o Marsala u Oporto*
1 cucharadita de esencia de vainilla
½ cucharada de agua de azahar
1 cucharada de anís en grano
100 gr. de pasas de uva sin semilla
100 gr. de nueces picadas
Desmenuzar la manteca con la harina (previamente tamizada con el Royal) agregarle el azúcar, hacer un hueco, ir agregando los ingredientes líquidos, luego el anís, las pasas y las nueces . Mezclar uniendo bien todo formando una masa.
Extenderla con los dedos en una asadera enmantecada y enharinada. Cocinar en horno suave hasta que se dore.
Una muy hermosa historia.
ResponderEliminarMe hiciste recordar los aromas del barrio.
Saludos
Este libro pertenece a una compañera de mi actual taller literario. Todo el libro es hermoso!
ResponderEliminarGrande Suegra!!! Salen tus manos amasando la receta de tu abuela.
ResponderEliminarSe está volviendo famosa esta receta y la abuela Rosa...!
ResponderEliminarMuy buenas historias Gely!
Saludos
Victoria
Raquel hizo la torta y la convidó en el grupo literario.
ResponderEliminarQuieren que diga algo?? ¡¡¡ESPECTACULAR!!! Acompaña muy bien al café.
Gracias por compartirla!
Definitivamente la tengo que hacer! gracias tía por esta historia, que no es tan historia afortunadamente. La torta de nuez de la abuela Rosa.
ResponderEliminarHace mucho que no releía mi historia. Es un placer recordar siempre a mi abuela cuando la hago y saber que mi familia también sigue la tradición.
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