Cangrejo paseando por la playa |
Fuimos a pasar unos días a un complejo turístico en una playa
del estado de Bahía, Brasil. Queda a unos 570 km de San Salvador,
capital del estado.
Nuestro complejo se hallaba a solo 1 km de un pueblo de pescadores llamado Santo André, de unos
600 habitantes. El pueblo, muy bonito, está ubicado en una punta del continente que da al Océano Atlántico y por el costado
del mismo, pasa un río muy ancho que desemboca en el mar.
Río de Santo André que desemboca en el mar |
Ese detalle hace del
lugar algo muy atractivo, pues la playa
del río con arena blanquísima, se prolonga a la playa del mar.
Otra vista del río |
Para llegar a nuestro complejo precisamente hay que cruzar
ese río en balsa.
Cruzando el río en balsa |
El viaje desde Buenos Aires es bastante largo. Pero una vez
allí, uno se olvida de los dos aviones, las esperas y le parece estar en un
paraíso.
Como el pueblo estaba
cerca, podíamos acceder a él caminando por la playa o por una
calle interna de arena. La playa correspondiente
a Santo André era más linda que la de
nuestro hotel. Bien plana, más ancha y
el agua tibia.
Si bien el lugar dónde nosotros parábamos era hermoso, con
un estilo colonial cuidado hasta en el menor de los detalles, las playas que le
correspondían, eran empinadas y
profundas.
Playa de nuestro complejo turístico |
En nuestras caminatas comenzamos a observar que todos los
días, a eso de las 10 de la mañana, llegaban a Santo André algunas
embarcaciones que traían turistas de excursión para estar unas horas en el lugar.
Embarcaciones con turistas que llegaban a la playa de Santo André |
Se bañaban en el mar tomaban algo en la playa y luego retornaban con el mismo barco.
Puestos de venta |
Arribando una balsa |
Cada familia aspiraba llevar la mayor cantidad posible de turistas a su zona o espacio. Ahí cobraban un alquiler por las reposeras y sombrillas. Pero además vendían tragos, saladiños y anteojos, sombreros, collares... a los desprevenidos turistas.
Descendiendo de las embarcaciones |
Nosotros pudimos observar que a los turistas que venían en los barcos, les informaban por parlante sobre la variedad de ofertas que les esperaba en la playa, apenas un rato antes de descender. Es más lo escuchábamos desde la orilla.
Cuando la embarcación atracaba, lo hacía desde el lado del
río y encallaba directamente en la arena, pues no había muelle. La gente descendía directamente por una plancha o en la mayoría de los casos, por una escalera que colocaban al momento de
bajar.
La señora no se atrevía a bajar por la escalera y la bajaron entre varios |
Era entonces, cuando los vendedores del pueblo se abalanzaban sobre los viajeros, quienes se veían sorprendidos por tantos ofrecimientos simultáneos y en muchos se notaba sorpresa y temor. Parecían decir:
- ¿Dónde me trajeron?!!
Los vendedores peleaban a los gritos entre ellos para atraer
a sus clientes. El alboroto, que era muy fuerte, duraba un rato y luego de a poco se veía a los
turistas como eran guiados hasta las
reposeras y sombrillas que estaban ubicados a la orilla del mar, pero a unos 100 metros del lugar donde quedaban las embarcaciones.
Turistas guiados hasta las sombrillas en la playa |
Una vez solucionado este trance y ya acomodados, los turistas comenzaban a distenderse.
Tenían asignado un lugar y empezaban a sonreirse, contentos a pesar del susto, de disfrutar por un rato de esta hermosa playa.
Cada cual en su silla y bajo su sombrilla |
Finalmente un buen baño de mar |
La mayoría tenía una caipiriña o un jugo de frutas en su mano. Se bañaban, compraban chucherías y transcurridas unas tres horas, sonaban las sirenas de los barcos llamándolos.
¿Algún recuerdito para llevar? |
Así como llegaban se iban y lo más gracioso era que cuando ya no quedaba ninguno de ellos y los barcos se alejaban, los pobladores de Santo André, en 5 minutos plegaban todas las sillas, cerraban las sombrillas, los kioscos, barrían la playa dejándola impecable y los que se habían peleado a gritos entre sí para capturar turistas, ya estaban amigos otra vez. Reían y charlaban alegremente.
Al día siguiente, todo comenzaría de nuevo y de la misma forma.
Playa limpia para el día siguiente |
Lo comento por deporte pues sabes que siempe me gusto tu estilo....un abrazo....
ResponderEliminarCuando venís a tierra santa???
Gracias Daniel! No estaría nada mal eso de ir a Tierra Santa...
EliminarBesos a vos y a Claudia!