Hola:
Ya que hablan de pajaritos, tengo algo para contar. Hace unos días hubo una tormenta bastante fuerte y apareció en nuestro jardín, un pichoncito de zorzal.
Era precioso, como una bolita redonda, con pelusa, el pechito anaranjado y parecía despeinado. Los padres se veían desesperados y desorientados, piaban y volaban todo el tiempo alrededor del pichón, que a esta altura lo bautizamos con ese nombre: “Pichón”.
Javier y yo intentamos por todos los medios acercarnos para levantarlo y colocarlo nuevamente en el nido. Pero los padres no nos dejaban. Volaban por encima de nuestras cabezas piando muy fuerte y de forma amenazante.
Decidimos no intentarlo más y dejamos de salir al jardín a fin de no asustarlos.
Resignados, los dos pájaros adultos proveían de alimento a Pichón constantemente. Traían gusanitos, moras, etc. Yo les quería sacar fotos, pero en cuanto intentaba salir, se armaba nuevamente la bataola.
Pichón se apropió del lugar, estableciendo su nido a lo largo y ancho de nuestro jardincito. Tomó confianza y empezó a hurgar por todos los rincones. Mientras, sus abnegados progenitores iban y venían con las provisiones.
Un día, fisgoneando por uno de los rincones del jardín, Pichón quedó enganchado entre unas cañas de bambú. Se armó tal griterio, que Javier y yo salimos corriendo al jardín y encontramos a los padres de Pichón, revoloteando y piando alrededor de las cañas y al propio Pichón más muerto que vivo, ya que a pesar del pataleo, no lograba desprenderse de las cañas.
Decidí rescatarlo y mientras Javier con una escoba, alejaba a los padres que volaban en picada a mi alrededor intentando atacarme con increíble agresividad, logré desengancharlo y colocarlo sobre el pasto. Rápidamente nos fuimos adentro.
Lo insólito de esta historia es que un rato más tarde Javier y yo salimos tímidamente al jardín, cuidándonos de los padres de Pichón y, por primera vez en estos diez días, no nos atacaron… Empezamos a movernos más libremente y nada. Parecía como que aceptaban y entendían que no éramos enemigos. A partir de ese momento hasta pude sacarle fotos a Pichón.
Al poco tiempo, Pichón empezó con unos saltitos, luego vuelos cortos y un día se fue.
Me gusta creer que entre los tantos zorzales que vienen a nuestro jardín, a veces aparece Pichón para hacernos una visita.
Paula
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ResponderEliminarGracias Teresa!!!!
ResponderEliminarMe encantó!!!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Lucio.A mi tampoco me funcionó el "beixaflor" asi llaman al recipiente de nectar en Brasil.Pero sigo recibiendo la visita de l picaflor.Bendito sea!!!!
ResponderEliminarllo tuve uno y no sabia cuidarlo y se murio al dia siguiente
ResponderEliminarQué ternura!!! a mi esta mañana me despertó mi mamá pidiéndome ayuda porque había un pajarito en el patio de mi casa, el pobre no podía volar bien y nos preocupaban los gatos (yo misma tengo una, y es bastante cazadora)
ResponderEliminarLo agarré y ahora está en una cajita, es un pichón de zorzal también, es hermosísimo. Lo malo es que no puedo dejarlo en el jardín, asi que está adentro de casa...
Espero que crezca y poder soltarlo!! por el momento sé que tiene que comer cada media hora.