RELATAN "LOS MUCHACHOS"
Contado por Marce
Cuando llegamos a lo que serian los servicios del Parque Nacional El Rey, estos brillaban por su ausencia, minga de informes, de proveeduría, de baños, de alojamiento.etc. Nada, nada.
Nos miramos y nos dijimos resignados: armemos las carpas aquí, por lo menos es un claro en el bosque!
Antes de terminar de armar las carpas estábamos todos picados por jejenes. En eso llega el guarda parque quien nos pregunta “¿Cómo hicieron para llegar? Ningún turista se anima pues esta es época de lluvias y los caminos son intransitables, además los jejenes están terribles, mucho puma suelto, alimañas, el calor y chaparrones torrenciales.” Con Alex nos miramos y nos dijimos con la mirada "¿Y ahora que hacemos aquí?" Alex preguntó al guarda parque ¿Qué podíamos hacer? “Yo les recomiendo que den una vuelta en coche por los senderos de la yunga (Selva en terrazas que tiene diferente vegetación según los niveles) pero no salgan del coche que es peligroso, A pie, no vayan”
El problema era que teníamos solamente el Citroën, pues del DK quedó hundido en el fango a unos kilómetros y no daba para los cuatro en ese lugar, donde pocas huellas humanas horadaron la tierra. Dijimos “preguntémosle a las chicas, puede ser que les de miedo y no quieran venir.”
Fuimos a verlas dentro de la carpa, que fue su refugio anti jejenes hasta que nos fuimos. Preguntamos sin mucho entusiasmo “¿Quieren venir a dar una vueltita por la jungla con el coche?” Las dos enculadas por el inhóspito lugar donde las trajimos dijeron a coro “¿Vayan solos, que acá no podemos ni ir a mear a los yuyos (no existía baño) que nos matan los jejenes!” Con alivio nos miramos y nos dijimos con la mirada ¡Menos mal! Ahora a dos nos va a llevar el 2CV.
Así fue que en malla, alpargatas y en cuero subimos al Citroen 2CV y partimos raudamente por esos rojos caminos lleno de extraña vegetación que ni la luz se veía.
El viaje fue hermoso, esa selva con verdes tonos, vegetación altísima, pájaros con sus cantos por doquier, en las lomas se abrían claros y divisamos arroyos de aguas claras y torrentosas.
El entusiasmo fue tan grande que nos creímos Indiana Jones. Es por ello que cuando el sendero se cortó en un arroyo de hermosas aguas y fuerte correntada, no dudamos un segundo a cruzarlo cual si tuviésemos una tanqueta.
El pobre 2CV quedó encajado entre las piedras y así atravesado formó un dique del lado de la correntada y un vacio del otro lado. El agua comenzó a subir por estribor, la puerta de latita de sardinas se empezó a doblar temerariamente e intenté abrirla, pero la presión era tan fuerte que fue imposible, entonces yo Marce, grité: “¡Alex abrí la puerta de tu lado, que no está inundada.” Alex en la desesperación obedeció, ¡Paque! Ni les cuento lo que fue abrir la puerta. Hoy se me asemeja a la represa de Yacyretá. El agua inundó los asientos donde estábamos sentados. El agua nos llegaba a la cintura, vimos como navegaban nuestras alpargatas, las remeras, los papeles del coche y todo lo que estuvo alguna vez en el habitáculo. Salimos de apuro pues temimos morir ahogados dentro del 2CV.
Desde la orilla el panorama fue desolador, el Citroën con sus puertas abiertas y descuajeringadas, el capot abierto y el agua tapaba con más de 50 cm sobre el motor. Eso sí, eliminamos el dique artificial.
Decidimos que hombre que huye sirve pa otra guerra, así que rápidamente emprendimos la retirada dejando abandonado y a merced de las inclemencias climáticas a nuestro buen amigo y compañero CITROEN 2CV.
Cuando comenzamos a caminar, nos enteramos que estábamos descalzos, y en un camino que ya no nos pareció de hermoso color bermejo, sino de puntiagudas y abundantes piedras de mierda.
A la primera bifurcación del camino empezamos a discutir que rumbo tomar, cada uno tenia teorías de cómo orientase. El problema fue que las conclusiones divergían en 180 grados. De golpe empezamos a ver algún hilillo de sangre en nuestros pies. El calor insoportable se transformó a medida que caía la noche, en un fresquito que pronto se transformó en frio de cagarse.
A la primera bifurcación del camino empezamos a discutir que rumbo tomar, cada uno tenia teorías de cómo orientase. El problema fue que las conclusiones divergían en 180 grados. De golpe empezamos a ver algún hilillo de sangre en nuestros pies. El calor insoportable se transformó a medida que caía la noche, en un fresquito que pronto se transformó en frio de cagarse.
Vimos un cartel a lo lejos; ansiosos y sin darle importancia nuestros maltratados pies, fuimos corriendo a leerlo. El cartel decía: ¡CUIDADO PUMAS SUELTOS!
Nuestros cuerpos no tenían milímetro de piel sin picadura de jején y Alex también en su pelada, pues ya desde su tierna infancia fue pelado.
Cuando estábamos poniéndonos nerviosos, les aseguro que no asustados, ni preocupados (seguramente por la inconsciencia de la juventud) aparece triunfal un camión de Vialidad Nacional. Les puedo decir que jamás ningún BMW, ni Audi, ni Ferrari, me impresionaron mejor que ese viejo camión Ford.
El chofer nos gritó desde arriba de la cabina y con aire triunfal “¡Me mandaron sus esposas a buscarlos pues se hacía de noche y ustedes no volvían y estaban muy preocupadas, pues me dijeron ¿cómo salir de este infierno si ustedes no volvían mas?” Ahora que escribo esto, me doy cuenta que nunca lo hablé con Alex, pero ¿el habrá sentido lo mismo que yo? En cuanto a eso de que el amor no es mirarse a los ojos, sino mirar juntos el camino que transitamos. Por lo menos para las chicas, en esa situación lo pensaron así.
El del camión fue hasta donde estaba el coche semimuerto, le metió una soga y empujó fuerte. El Citroën se levantó como un barrilete y así fue todo el camino de vuelta. Le preguntamos al chofer: “ porque llevaba al 2CV volando” y nos dijo: “¡para que se seque, si no hago esto van a pasar días hasta que arranque!”
Después de un rato llegamos al claro donde estaba la carpa y dentro de ella nuestras queridas esposas dijeron: “¡Menos mal!” Por si acaso, en los siguientes 40 años no le pregunté que significaba esa breve expresión.
La historia recién comenzaba pero ya se van a entrar en el blog de cómo sigue.
Marce
Contado por Alex
De lo que me acuerdo..
Salimos en el Citroen luego de almorzar para investigar un poco y disfrutar del parque.
El gordo me acompañaba y yo manejaba. El DK había quedado en el campamento base ya que no andaba para atrás ni para adelante en lugares con arroyos por el tema platinos.
Las mujeres estaban bastante malhumoradas por el calor y los jejenes por lo tanto ni en pedo nos iban a acompañar
Bah... como siempre...
No han cambiado nada en 40 años....!!!
Hacia calor y según nuestra costumbre pese a las recomendaciones íbamos en short y remera. Bastante lejos nos fuimos internando en la selva. Yo iba manejando descalzo, porque me saqué las sandalias que iban en el piso del auto....!!!
Creo que pasamos un vado sin problemas y ya bastante alejados, nos topamos con el segundo vado...
Jamás nos íbamos a amilanar. No parecía demasiado caudaloso y yo con el Citro me animaba a todo....
Éramos tan jóvenes!!! Menos de 30 años...
El tema es que el arroyo corría de derecha a izquierda. Ni bien intenté pasar el vado, justo la rueda delantera izquierda se atascó en un pedrón que había adelante. Para adelante no se podía por el pedrón. Intenté retroceder con la marcha atrás, pero justo de ese mismo lado también había un pedrón pero en la rueda de atrás. O sea el auto estaba entre dos cuñas.
O sea el auto quedó atravesado sobre el arroyo como un dique artificial tipo ”autodique”.
El gordo para intentar ayudar abrió con dificultad la puerta de su lado y el agua que ya se estaba metiendo adentro al hacer de dique, se metió de golpe adentro del auto llegándonos en un instante a la cintura de ambos. Empezamos a los gritos porque pensábamos que nos ahogábamos, hasta que se me ocurrió abrir la puerta de mi lado!!!
Allí pasó el peligro ya que el agua pasó de un lado al otro del auto y se vació. O sea abrimos las compuertas del dique...!!!!
El tema es que el agua arrasó con todo lo que había en el auto. O sea sandalias mías, remeras y alguna toalla...
Nos bajamos del auto e intentamos por todos los medios desencajarlo, pero nos fue imposible.
Resignados decidimos intentar volver caminando al campamento para pedir auxilio. Ya estaba oscureciendo y estar en mitad de la selva desconocida para nosotros no era lo mejor.
Supongo que estábamos bastante asustados pero no me recuerdo que nos enojáramos entre nosotros ni nos recrimináramos nada....
Caminar para mi sobre un camino pedregoso y descalzo (recuerden que había perdido las sandalias) no era una cosa divertida. Esperábamos que las chicas (eran chicas en ese entonces) al notar nuestra tardanza y preocupadas, también nos mandaran buscar.
No había celulares, ni GPS, ni luz, ni campana, ni bengalas, ni nada. Y mucho menos alguien a nuestro alrededor. Selva. Ningún puesto, ninguna casita. En el parque y en Febrero los únicos que estábamos éramos nosotros, el guardaparques y algún personal del parque en tareas a realizar. Y todos los animales del parque.
Siempre pensábamos que en cualquier momento aparecían los pumas o los yaguaretés!!!
Habremos caminado quizás una hora. Cada vez más preocupados y temerosos cuando de golpe, apareció el camión de Vialidad!!!! . Las chicas nos habían mandado buscar y aquí llegaba nuestra salvación....!!!
Nos subimos al camión donde iban otras dos personas y fuimos al rescate del auto.!!! Entre todos lo pusimos sobre el camino y allí pasó otra cosa para el recuerdo.
Lo ataron a una soga y lo remolcaron hasta el campamento. El auto tenia platinos y bujías bajo el agua y se había quedado sin batería. Yo arriba del auto. No me acuerdo bien pero me parece que el gordo iba arriba del mionca. Me dijeron póngalo en tercera que en algún momento arrancará.
Nunca me olvidare a esos muchachos de Vialidad que me llevaron por ese camino sinuoso de la selva a mas de 60 Km .. por hora, sin frenar en ninguna curva y supongo que disfrutando de hacer sufrir a los porteños piolas. De noche, con el Citro sin luces siguiendo a tientas a las luces traseras de un camión endemoniado. Cada curva, cada árbol cercano yo pensaba.... Aquí quedó mi vida..!! Tan joven!!!. Al fin llegamos al campamento. Poco antes el auto se secó y empezó a andar...!!! Que gran auto mis Citro...!!! Tuve 3...
Del regreso al campamento no me acuerdo nada..!!! Supongo que las chicas se enojaron (bahhh.... siempre se enojan) y nosotros estábamos felices de haber regresado de tamaña aventura...!!!
Alex
Desmiento categoricamente lo que dice mi amigo Marcelo de que yo a esa edad era pelado. Como se puede ver en este mismo blog en el Capitulo 2 (foto)donde aparezco con mi hijo Ogui. Yo disfrutaba en ese entonces de una abundante cabellera que fui dejando en los barquinazos de la vida!!!
ResponderEliminarExcelente relato muchachos. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuy buena idea de contar el mismo hecho según la versión de cada participante.
Ninguna muy buena idea!!! Nos obligaron a contarlo, como siempre!!! Por suerte nos dimos el gustito de contar de donde venía la mala onda!!! Nosotros la pasamos bomba!!!
ResponderEliminarEl relato está GENIAL !!!.
ResponderEliminarNo me quedó claro el significado de “¡Menos mal!” que dijeron las chicas cuando los volvieron a ver.
Saludos.
que gracioso abu lo que pusiste
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