Al Paraguay fuimos dos veces seguidas, ambas en coche y con mis cuñados Gabriela y Luís. La primera vez entramos por Clorinda, provincia de Formosa, directo a Asunción y la segunda a través de Posadas, entramos a Encarnación.
El Río Paraguay tiene la característica que bordea la ciudad de Asunción
http://www.mca.gov.py/ La vista es muy bella.
La historia de este país tan sufrido, es muy interesante y está tremendamente ligada a la historia Argentina.
Desde Asunción fuimos recorriendo pueblos hasta llegar al Lago Ypacaraí, próximo a Caacupé. Demás está decir, que íbamos escuchando todo el tiempo la canción “Recuerdos de Ypacaraí” cantada en español por el increíble Caetano Veloso.
En cada pueblo probábamos los Chipá. Esa maravilla de pancito que se vende por todas partes. Allí, en Paraguay, tienen un sabor que no se puede imitar. Amarillos, suaves, livianos y calentitos. Nunca comí tantos, ni tan sabrosos cómo en estos dos viajes.
Con Gabriela, estábamos desesperadas por tener una receta, que no es una. Hay muchísimas formas de hacer chipá y cada una con un toque especial. Finalmente, en el atractivo Mercado de Alimentos y Artesanías de Encarnación, la conseguimos. Pero la mujer que nos facilitó la receta, insistía que debíamos hacerla con “queso paraguayo”, no otro. Este es un queso tipo rústico y también con la harina de maíz que ellas usaban, más el almidón de mandioca, de lo contrario no nos saldría igual que a ellas.
Que les cuento, que con Gabriela, en un momento de apasionamiento, comenzamos a comprar los ingredientes. Cada una compró los suyos, o sea la lista siguiente multiplicada por dos.
Una horma de queso paraguayo (4kg).
Dos ingenuas nosotras; nos veíamos amasando los chipá en nuestras casas, dando por “sobre-entendido” que nos iban a salir igualitos de deliciosos que a las mujeres paraguayas. Pero, olvidamos un detalle… Teníamos que cruzar la frontera Paraguay/Argentina. En cuanto llegamos allí, nos hicieron abrir el baúl y nos confiscaron toda la mercadería. Según la ley, no podíamos pasar alimentos por la frontera. No hubo manera de convencer a la Sra. agente de aduana.
Supusimos que todo el personal de Aduana del lado Paraguayo, comió chipá durante una semana completa, tal era la cantidad que perdimos de materia prima y no les cuento la frustración que sentimos.
Cuando relatamos este suceso en Bs. As., la prima Inés nos dijo:
- Ahhh… ¿Chipá? Aquí tienen una receta que no falla nunca.
Era verdad. Con estas indicaciones salen hermosos, aunque no son “los chipá paraguayos”, pero valen la pena.
CHIPÁ de INES
Ingredientes
3 tazas de fécula de mandioca.
2 cucharadas de manteca.
1 cucharadita de sal.
1 cucharadita de polvo de hornear.
1 taza de queso rallado.
¼ kg de queso tipo Mar del Plata cortado en cubitos pequeños.
3 huevos batidos.
¾ aproximado de una taza con leche fría.
Preparación
Mezclar la fécula de mandioca, la sal, el polvo de hornear, el queso rallado el queso cortado en cubitos y la manteca. Luego agregar los huevos batidos y la leche.
Amasar hasta obtener un bollo tierno. Hacer pancitos redondos y colocarlos en placa enmantecada. Cocinar en horno caliente, pero vigilar que no se quemen de abajo.
Muy interesante la anécdota y las fotos son espectaculares. Felicitaciones
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