Lo que recuerdo de Embarcación
Seguimos rumbeando para el norte Para llegar a Embarcación Provincia de Salta que creo fue el punto mas al norte que llegamos en ese viaje fuimos directamente desde Parque Nacional “El jején” (ex Parque Nacional El Rey), por lo menos para nosotros, cruzando el puente sobre el Río Bermejo.
Me impresionó el Río Bermejo muy cercano a Embarcación por lo caudaloso y por el tinte marrón de sus aguas debido al gran arrastre de sedimentos que tiene su cauce...
Embarcación era un pueblo de mala muerte y no había mucho por hacer por allí.
Pero se nos ocurrió ir ya que alguien, nos había comentado que podía haber trabajo para médicos jóvenes en esa localidad.
Por lo tanto fuimos al Htal. de Embarcación. Nos recibió el Director del Htal. Que por supuesto era médico, aunque su aspecto general así no lo indicara. Era un gordo pachorriento con rasgos indígenas y por lo que me recuerdo era paraguayo. El Hospital era un muy viejo edificio. Por supuesto nos recibió con los brazos abiertos de que alguien llegará a interesarse por ese rincón perdido y encima con deseos de trabajar.
Embarcación no es justamente un lugar de turismo de alta gama. El calor era imposible. Humedad espantosa y la ropa se pegaba al cuerpo. Uno chorreaba sudor sin moverse.
Embarcación no es justamente un lugar de turismo de alta gama. El calor era imposible. Humedad espantosa y la ropa se pegaba al cuerpo. Uno chorreaba sudor sin moverse.
Nos llevo a recorrer el Hospital. Las salas eran de paredes muy altas y en muy mal estado. En la sala de hombres que es lo que más me acuerdo, era muy impresionante ya que estaba apuntalada por postes de eucalipto en la mitad de la sala, para evitar que se derrumbara. Eran salas grandes, típicas de hospital, con muchas camas en fila y enfrentadas que alguna vez habían estado pintadas de blanco, pero estaban en mal estado y oxidadas. Había pocos pacientes internados. Pero lo extraño, es que estaban en la cama, pero con ropas de calle. Nada de pijamas o cosa así. Lo más pintoresco era un viejo que estaba en la cama, pero con el sombrero aludo puesto. La mayoría de la gente de la zona tenía rasgos indígenas ya que allí abundan las etnias de tobas y matacos.
Por supuesto que la impresión que tuvimos de Embarcación y su gente para dos médicos ex–residentes formados en el Htal. de San Isidro, tan cerca de los sanisidrenses que son tan exclusivos y elitistas, no daba mucho para quedarse allí sino para huir lo más rápido posible, por más patria que uno quisiera hacer. A veces los ideales se chocan con la cruda y triste realidad. Y ni yo ni Marce éramos Albert Schweitzer o el Che Guevara. No quisiera olvidarme tampoco de la cara de las chicas, por si se nos pasara por la cabeza quedarnos a hacer medicina en ese lugar….
Recordando al gran Atahualpa Yupanqui en las “Coplas del payador perseguido” me viene a la memoria este verso…
Tal vez alguien haya rodao,
tanto como rodé yo,
pero le juro, créamelo,
que vi tanta pobreza,
que yo pensé con tristeza:
“ Dios por aquí, no pasó”
tanto como rodé yo,
pero le juro, créamelo,
que vi tanta pobreza,
que yo pensé con tristeza:
“ Dios por aquí, no pasó”
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