Muy, muy rica!!!
miércoles, 20 de noviembre de 2013
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Moldecitos de zucchinis y harina de maíz
La harina de maíz es un alimento sin
colesterol y por lo tanto, su consumo ayuda a mantener bajo el colesterol, lo
cual es beneficioso para nuestro sistema circulatorio y nuestro corazón.
La harina de maíz al no tener purinas, es un alimento que pueden tomar sin problemas aquellas personas que tengan un nivel alto de ácido úrico. Por este motivo, consumir alimentos bajos en purinas como la harina de maíz, ayuda a evitar ataques en pacientes de gota.
Debido a que tiene un bajo nivel de sodio, el
tomar la harina de maíz es beneficioso para quienes padecen hipertensión o
tienen exceso de colesterol.
Receta.
Ingredientes
1 cebolla grande
1 diente de ajo
1 tomate fresco sin piel
2 tazas de harina de maíz de cocción rápida.
Agua 5 ½ tazas. (Atención ¡No usar 6 tazas!)
Aceite, sal, ají molido o
pimienta negra molida
Preparación
Lavar y cortar los zapallitos en cubos bien pequeños. Picar
la cebolla y el ajo. Cortar en cubitos pequeños el tomate.
En un wok, calentar un poquito de aceite, agregar todas las
verduras e ir cocinando a fuego lento. Si se seca agregar un chorrito de agua o
caldo. Condimentar y reservar.
En una cacerola hervir las 5 ½ tazas de agua con sal. En el
momento del hervor echar la harina de maíz y revolver para que no se formen
grumos. Cocinar un a 2 minutos y apagar el fuego.
Mezclar con las verduras reservadas. Colocar en moldes
individuales o en bandeja rectangular y enfriar
2 hs. en heladera.
Atención! Esta
preparación tiene que quedar más bien dura, por eso quitamos ½ taza de agua a la harina de maíz.
De lo contrario, la proporción para la
cantidad de polenta indicada, sería de 6 tazas de agua. Pero como luego se
mezcla con las verduras, quitamos
una parte de agua. Esto es para que quede bien durita y no se afloje con el jugo
de los zucchinis.
Una vez frio, desmoldamos si
molde es individual o cortamos en cuadrados si es rectangular. Cada
porción se puede cubrir con salsa de tomates y queso rallado o mozzarella. Un
poco de horno y a servir.
Es un plato riquísimo y rinde muchas porciones.
jueves, 7 de noviembre de 2013
La pileta de lavar ropa
La casa familiar fue construida en el año 1910, era tipo
“chorizo”. Tenía un gran jardín a la calle y las habitaciones daban a una galería alta y fresca, ideal para dormitar siestas
en el verano. Pero esas habitaciones no estaban comunicadas entre sí, siempre había que pasar por la galería para ir de una a otra.
A su vez, al costado de la galería se hallaba una gran pérgola
de madera que sostenía a una vieja parra. Todos los años, la vendimia de esta parra proveía varios frascos de dulce de uva que se guardaban para el invierno.
Luego venía un comedor con un ventanal de hierro que llevaba vidrios partidos, algunos de colores. Desde allí se
divisaba el fondo con la pequeña huerta familiar.
La cocina de la casa era amplia y tenía instalada una antigua “cocina económica” que se alimentaba a leña, de manera que mientras se cocinaba, almacenaba agua caliente en un tanque para la ducha de
toda la familia; claro que el baño tenía que ser rapidito, pues si no el agua, no alcanzaba
para todos.
En invierno el punto de encuentro
de la familia era la cocina. Sobre una amplia mesa cubierta por un mantel de
hule, los niños hacían los deberes para
el colegio, se cortaban las telas para futuras prendas, amasaban los fideos del
domingo, acomodaban los frascos de dulces…
Durante los tórridos días de
verano -no existían los acondicionadores de aire- el agua fresca para beber, se extraía de viejas heladeras de madera.
Por eso pasaba el vendedor de hielo todos los días. Se compraba el hielo por barra, o por media barra, de acuerdo al tamaño de la heladera…
Por eso pasaba el vendedor de hielo todos los días. Se compraba el hielo por barra, o por media barra, de acuerdo al tamaño de la heladera…
En verano, la diversión de los niños más pequeños, era
una pileta de lavar la ropa que estaba en el patio del fondo. Bastante grande y de
cemento, de esas que no se ven más. Los niños jugaban desnudos bajo el
chorro de agua. La diversión consistía en retener el agua con las manos… Las
risas se oían de lejos…
El tiempo fue pasando y se
sucedieron tres generaciones. La casa sufrió muchísimos cambios.
Actualmente no es más tipo “chorizo”. Ahora es moderna con gas natural y con
todos los artefactos actuales que hacen al confort de nuestra época. ¿Pero
saben que es lo que permaneció intocable, casi como un símbolo?
La vieja pileta de lavar la ropa. Es que los niños de la tercera generación de esta familia, aún se bañan y juegan en esta vieja pileta, y sus risas actuales son idénticas a las de sus padres, tíos, primos y abuelos.
La vieja pileta de lavar la ropa. Es que los niños de la tercera generación de esta familia, aún se bañan y juegan en esta vieja pileta, y sus risas actuales son idénticas a las de sus padres, tíos, primos y abuelos.
La vieja pileta no desea que la jubilen…
lunes, 4 de noviembre de 2013
Tostadas caseritas de pan integral.
Para hacer estas tostadas hay que tener ganas, porque llevan mucho tiempo.
El otro día llovía a cántaros. No se podía salir, así
que me dediqué a hacer pan integral.
Cuando los panes se enfriaron bien,
corté rodajas e hice tostadas
para guardar. Son buenísimas para el desayuno o el té de la tarde. Al
estar guardadas en una lata cerrada se
mantienen bien crocantes y se acompañan muy bien con quesos y/o dulces.
Ingredientes
Levadura fresca 25 grs.
Azúcar, una cuchara.
Harina integral, 500 grs.
Aceite de Oliva, 1 cuchara y media.
Sal, a gusto.
Agua a temperatura ambiente, cantidad necesaria.
Preparación
Bollo madre:
En un bol pequeño, deshacer la levadura con 3 ó 4 cucharas
de agua y agregar el azúcar. Mezclar. Agregar harina e ir mezclando hasta que
se forme un bollito pegajoso. Tapar y reservar en lugar que esté fuera de las
corrientes de aire. Esperar a que duplique su tamaño.
Masa:
Mientras tanto volcar el resto de la harina en la mesada,
incorporar la sal, mezclar y hacer un hueco en el medio. Echar allí el aceite
de oliva y cuando el bollo madre esté levado, colocarlo en el mismo hueco. Ir
agregando agua de a poco y formar la
masa. Amasar bien un rato para que el bollo madre quede perfectamente integrado
a la masa. Dejar reposar la masa tapada con un lienzo en lugar cálido. Esperar
a que duplique el tamaño.
Luego cortar en tantas partes como panes quiera
obtener. En mi caso lo corté en dos y de distintos tamaños.
Volver a amasar y colocarlos sobre una placa aceitada con la
forma que se desee. Cubrir con un lienzo
húmedo. Yo hice dos panes alargados para poder después cortarlos en rebanadas.
Cuando ya estén nuevamente levados, realizar unos tajitos
con una cuchilla y pintarlos con agua utilizando un pincel.
Cocinar a horno un poco más que mediano, pero para que no se
seque, colocar un jarrito con agua en el horno.
En mi caso no los doré demasiado porque la idea era volverlo
al horno más tarde, en forma de
rebanadas.
Una vez frío los panes se cortan en rebanadas de 1 cm más o menos de espesor y se tuestan al horno de ambos lados.
Quedan bien crocantes. Se dejan enfriar y se envasan
Bastante trabajo, pero quedan buenísimas!!
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