jueves, 26 de diciembre de 2013
Una buena repostera
Mi hija este año se dedicó a hacer Pan Dulce. Quedaron muy bonitos, vamos a ver si consigo la receta...
viernes, 20 de diciembre de 2013
Ensalada de arroz, menú de verano.
En el Cono Sur del Continente Americano es verano, pero es un verano muy tórrido. Por eso me acordé de una vieja receta familiar que preparaba mi madre para los días de mucho
calor.
Es fresca, rica y tiene la ventaja que la única cocción que lleva es la del arroz, luego por suerte no se utiliza más el fuego.
Es fresca, rica y tiene la ventaja que la única cocción que lleva es la del arroz, luego por suerte no se utiliza más el fuego.
Esta preparación se puede comer sola, utilizarla para rellenar tomates, o
bien como acompañamiento de otras ensaladas más todas las variables que se le ocurran.
Además es muy rendidora.
Ingredientes
2 tazas de arroz blanco, puede ser grano fino o gordo, cualquiera viene bien, menos el integral.
1 lata de lomitos de atún al natural.
1 lata de atún desmenuzado al natural.
1 puñado de aceitunas negras o verdes
Algunas alcaparras (optativo)
Jugo de un limón
Mayonesa dietética a gusto
Sal
Ingredientes
2 tazas de arroz blanco, puede ser grano fino o gordo, cualquiera viene bien, menos el integral.
1 lata de lomitos de atún al natural.
1 lata de atún desmenuzado al natural.
1 puñado de aceitunas negras o verdes
Algunas alcaparras (optativo)
Jugo de un limón
Mayonesa dietética a gusto
Sal
Varios (Optativos)
Tomates ahuecados para rellenar, tomatitos Cherry, una palta madura, algunas hojitas de albahaca fresca, palmitos, zanahoria rallada, etc.
Preparación
Hervir el arroz, colarlo y dejarlo enfriar. Abrir las latas de atún (también se puede usar caballa al natural, queda con el sabor un poco más fuerte, pero es rica).
Tomates ahuecados para rellenar, tomatitos Cherry, una palta madura, algunas hojitas de albahaca fresca, palmitos, zanahoria rallada, etc.
Preparación
Hervir el arroz, colarlo y dejarlo enfriar. Abrir las latas de atún (también se puede usar caballa al natural, queda con el sabor un poco más fuerte, pero es rica).
Mezclar el arroz con las aceitunas cortadas en rodajitas,
las alcaparras y el atún.
Aparte, exprimir el limón. El jugo agregarlo a la mayonesa que se va a utilizar. Con un tenedor o batidor, mezclar ambos muy bien y luego se incorpora todo al arroz. Otra vez mezclar bien.
La cantidad de mayonesa es a gusto personal. Yo utilizo la mayonesa diet, pero se puede hacer casera, o alivianar la comprada con un poco de agua. En mi caso la aliviané con el jugo del limón.
La cantidad de mayonesa es a gusto personal. Yo utilizo la mayonesa diet, pero se puede hacer casera, o alivianar la comprada con un poco de agua. En mi caso la aliviané con el jugo del limón.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
El hombre de la bicicleta.
Lo conozco hace muchos años. Siempre lo ví andando en
bicicleta. Creo que no tengo en el recuerdo una imagen de él caminando como
cualquiera de nosotros. Pero si parado al lado de su bicicleta, sosteniéndola mientras charlaba conmigo o con algún vecino.
Amable, cordial, simpático y buen mozo. Sí, buen mozo, pues era alto, delgado, de rostro agradable y con mucho
cabello.
Pasaba montado en su bicicleta y saludaba con la mano. Me
llamaba la atención que siempre llevaba prendidos dos broches de colgar la
ropa, en los dobladillos de su pantalón.
A veces iba cargado con bolsas de compras o con un maletín de
herramientas, pero siempre arriba de su bicicleta, incluso lo he visto en días
de lluvia envuelto en una capa especial.
Pasaron muchos años,
envejecí. Pero el hombre de la bicicleta
lo hizo aún más que yo, pues me lleva varios años.
A veces lo veo, ya no va por el medio de la calle. Maneja
despacito y se desliza por los costados, cerca del cordón. Sigue siendo delgado
y mantiene aún algo de su línea, pero tiene el cabello blanco y su rostro está
surcado por arrugas… Me saluda como siempre,
levantando la mano.
Hace pocos días me lo crucé, me llamó mucho la atención…
Iba montado en su bicicleta, pero ahora, andando sobre la vereda. Por primera vez no me
reconoció y tampoco me saludó. Estaba
atento tratando de esquivar a la gente y casi no pedaleaba, solo se deslizaba.
No se si él arrastraba a la vieja bicicleta o ella lo llevaba a él. Pero ahí
estaban todavía, juntos, “El hombre y su
bicicleta”.
martes, 3 de diciembre de 2013
Un nuevo mural en el barrio
Esto sucedió en mi barrio.
En esta esquina existía un gran palo borracho y una glicina que se trepaba por sus ramas. Lo conté en este mismo blog en:
En esta esquina existía un gran palo borracho y una glicina que se trepaba por sus ramas. Lo conté en este mismo blog en:
La esquina quedó con las paredes muy desoladas, por lo cual el dueño de la casa plantó un nuevo árbol y permitió a un grupo de jóvenes artistas, que instalaran un mural en esa amplia pared.
Aquí mediante fotos, va todo el proceso desde el comienzo al fin. Lo terminaron hace tan solo 4 días.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Moldecitos de zucchinis y harina de maíz
La harina de maíz es un alimento sin
colesterol y por lo tanto, su consumo ayuda a mantener bajo el colesterol, lo
cual es beneficioso para nuestro sistema circulatorio y nuestro corazón.
La harina de maíz al no tener purinas, es un alimento que pueden tomar sin problemas aquellas personas que tengan un nivel alto de ácido úrico. Por este motivo, consumir alimentos bajos en purinas como la harina de maíz, ayuda a evitar ataques en pacientes de gota.
Debido a que tiene un bajo nivel de sodio, el
tomar la harina de maíz es beneficioso para quienes padecen hipertensión o
tienen exceso de colesterol.
Receta.
Ingredientes
1 cebolla grande
1 diente de ajo
1 tomate fresco sin piel
2 tazas de harina de maíz de cocción rápida.
Agua 5 ½ tazas. (Atención ¡No usar 6 tazas!)
Aceite, sal, ají molido o
pimienta negra molida
Preparación
Lavar y cortar los zapallitos en cubos bien pequeños. Picar
la cebolla y el ajo. Cortar en cubitos pequeños el tomate.
En un wok, calentar un poquito de aceite, agregar todas las
verduras e ir cocinando a fuego lento. Si se seca agregar un chorrito de agua o
caldo. Condimentar y reservar.
En una cacerola hervir las 5 ½ tazas de agua con sal. En el
momento del hervor echar la harina de maíz y revolver para que no se formen
grumos. Cocinar un a 2 minutos y apagar el fuego.
Mezclar con las verduras reservadas. Colocar en moldes
individuales o en bandeja rectangular y enfriar
2 hs. en heladera.
Atención! Esta
preparación tiene que quedar más bien dura, por eso quitamos ½ taza de agua a la harina de maíz.
De lo contrario, la proporción para la
cantidad de polenta indicada, sería de 6 tazas de agua. Pero como luego se
mezcla con las verduras, quitamos
una parte de agua. Esto es para que quede bien durita y no se afloje con el jugo
de los zucchinis.
Una vez frio, desmoldamos si
molde es individual o cortamos en cuadrados si es rectangular. Cada
porción se puede cubrir con salsa de tomates y queso rallado o mozzarella. Un
poco de horno y a servir.
Es un plato riquísimo y rinde muchas porciones.
jueves, 7 de noviembre de 2013
La pileta de lavar ropa
La casa familiar fue construida en el año 1910, era tipo
“chorizo”. Tenía un gran jardín a la calle y las habitaciones daban a una galería alta y fresca, ideal para dormitar siestas
en el verano. Pero esas habitaciones no estaban comunicadas entre sí, siempre había que pasar por la galería para ir de una a otra.
A su vez, al costado de la galería se hallaba una gran pérgola
de madera que sostenía a una vieja parra. Todos los años, la vendimia de esta parra proveía varios frascos de dulce de uva que se guardaban para el invierno.
Luego venía un comedor con un ventanal de hierro que llevaba vidrios partidos, algunos de colores. Desde allí se
divisaba el fondo con la pequeña huerta familiar.
La cocina de la casa era amplia y tenía instalada una antigua “cocina económica” que se alimentaba a leña, de manera que mientras se cocinaba, almacenaba agua caliente en un tanque para la ducha de
toda la familia; claro que el baño tenía que ser rapidito, pues si no el agua, no alcanzaba
para todos.
En invierno el punto de encuentro
de la familia era la cocina. Sobre una amplia mesa cubierta por un mantel de
hule, los niños hacían los deberes para
el colegio, se cortaban las telas para futuras prendas, amasaban los fideos del
domingo, acomodaban los frascos de dulces…
Durante los tórridos días de
verano -no existían los acondicionadores de aire- el agua fresca para beber, se extraía de viejas heladeras de madera.
Por eso pasaba el vendedor de hielo todos los días. Se compraba el hielo por barra, o por media barra, de acuerdo al tamaño de la heladera…
Por eso pasaba el vendedor de hielo todos los días. Se compraba el hielo por barra, o por media barra, de acuerdo al tamaño de la heladera…
En verano, la diversión de los niños más pequeños, era
una pileta de lavar la ropa que estaba en el patio del fondo. Bastante grande y de
cemento, de esas que no se ven más. Los niños jugaban desnudos bajo el
chorro de agua. La diversión consistía en retener el agua con las manos… Las
risas se oían de lejos…
El tiempo fue pasando y se
sucedieron tres generaciones. La casa sufrió muchísimos cambios.
Actualmente no es más tipo “chorizo”. Ahora es moderna con gas natural y con
todos los artefactos actuales que hacen al confort de nuestra época. ¿Pero
saben que es lo que permaneció intocable, casi como un símbolo?
La vieja pileta de lavar la ropa. Es que los niños de la tercera generación de esta familia, aún se bañan y juegan en esta vieja pileta, y sus risas actuales son idénticas a las de sus padres, tíos, primos y abuelos.
La vieja pileta de lavar la ropa. Es que los niños de la tercera generación de esta familia, aún se bañan y juegan en esta vieja pileta, y sus risas actuales son idénticas a las de sus padres, tíos, primos y abuelos.
La vieja pileta no desea que la jubilen…
lunes, 4 de noviembre de 2013
Tostadas caseritas de pan integral.
Para hacer estas tostadas hay que tener ganas, porque llevan mucho tiempo.
El otro día llovía a cántaros. No se podía salir, así
que me dediqué a hacer pan integral.
Cuando los panes se enfriaron bien,
corté rodajas e hice tostadas
para guardar. Son buenísimas para el desayuno o el té de la tarde. Al
estar guardadas en una lata cerrada se
mantienen bien crocantes y se acompañan muy bien con quesos y/o dulces.
Ingredientes
Levadura fresca 25 grs.
Azúcar, una cuchara.
Harina integral, 500 grs.
Aceite de Oliva, 1 cuchara y media.
Sal, a gusto.
Agua a temperatura ambiente, cantidad necesaria.
Preparación
Bollo madre:
En un bol pequeño, deshacer la levadura con 3 ó 4 cucharas
de agua y agregar el azúcar. Mezclar. Agregar harina e ir mezclando hasta que
se forme un bollito pegajoso. Tapar y reservar en lugar que esté fuera de las
corrientes de aire. Esperar a que duplique su tamaño.
Masa:
Mientras tanto volcar el resto de la harina en la mesada,
incorporar la sal, mezclar y hacer un hueco en el medio. Echar allí el aceite
de oliva y cuando el bollo madre esté levado, colocarlo en el mismo hueco. Ir
agregando agua de a poco y formar la
masa. Amasar bien un rato para que el bollo madre quede perfectamente integrado
a la masa. Dejar reposar la masa tapada con un lienzo en lugar cálido. Esperar
a que duplique el tamaño.
Luego cortar en tantas partes como panes quiera
obtener. En mi caso lo corté en dos y de distintos tamaños.
Volver a amasar y colocarlos sobre una placa aceitada con la
forma que se desee. Cubrir con un lienzo
húmedo. Yo hice dos panes alargados para poder después cortarlos en rebanadas.
Cuando ya estén nuevamente levados, realizar unos tajitos
con una cuchilla y pintarlos con agua utilizando un pincel.
Cocinar a horno un poco más que mediano, pero para que no se
seque, colocar un jarrito con agua en el horno.
En mi caso no los doré demasiado porque la idea era volverlo
al horno más tarde, en forma de
rebanadas.
Una vez frío los panes se cortan en rebanadas de 1 cm más o menos de espesor y se tuestan al horno de ambos lados.
Quedan bien crocantes. Se dejan enfriar y se envasan
Bastante trabajo, pero quedan buenísimas!!
jueves, 31 de octubre de 2013
Mis zapatos color violeta
En el blog: http://laplumabastarda.blogspot.com.ar/
una joven amiga, publicó una nota donde
cuenta haber comprado zapatos nuevos y que para amoldarlos a sus pies, terminó
usando 8 curitas.
Ese relato me recordó que hace mucho tiempo…
Yo tendría unos 16 años,
me invitaron a mi primera fiesta
importante. Quería lucirme, así que me
compré unos zapatos de gamuza con tacos aguja, muy altos y de color violeta. Hoy día a nadie le llamaría la atención, pero en esa
época resultaba extravagante usar ese color. Para colmo yo era en ese entonces
bastante alta, media 1,72 m .
Así que cuando me subía a los zapatos, era como mirar el mundo desde arriba.
Todos me decían: ¿Cómo te vas a poner eso?,
pero a mi no me importaba, los iba a
usar igual.
Fui a la fiesta y a pesar de que me sentía
espléndida, nadie me sacaba a bailar. Mi
altura o mis zapatos, inhibía a los chicos, que eran de mi edad pero menos desarrollados, o sea mucho más bajos que yo.
A pesar de ello, yo estaba muy orgullosa
y me pavoneaba caminando todo el tiempo para que se vieran mis hermosos zapatos
color violeta.
Luego de una hora,
comenzaron a dolerme mucho los pies y algunas amigas buscaban curitas
en sus carteras, para cada ampolla nueva que me iba saliendo. Llegó un momento en que ya no aguantaba más. Cuando volví a mi casa,
recuerdo haber caminado las últimas cuadras descalza en medio de la noche y con
los zapatos en las manos. Pero más grande fue la sorpresa cuando llegué y
pude ver mis pies a la luz. Estaban
violetas, del mismo color que los zapatos. Me lavé con agua y jabón y el color no salía, los refregué con un cepillo y no
salía. Durante más de una semana tuve que andar con medias en pleno verano para
que no se me vieran los pies color violeta, hasta que finalmente el color se
fue de a poco.
Intenté dos o tres veces más volver a usar esos zapatos de los
cuales yo estaba enamorada, pero volvían a sacarme ampollas y a dejarme teñidos
los pies de intenso color violeta.
Tenía olvidado este episodio hasta ahora, pues la verdad,
hace mucho tiempo que renuncié a los
tacos tan altos. De todas formas, cada
vez que estreno zapatos tengo problemas para adaptarlos a mí. Hace unos años heredé de mi suegro, un par de hormas especiales para ablandar
calzado nuevo.
Son buenísimas pues tienen una clavija que las fija luego de
estirarlas al tamaño deseado.
No se cuantos años tendrán, pero siguen siendo
muy útiles…
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