Según diccionario: Creencia que
no tiene fundamento racional y que consiste en atribuir carácter mágico u
oculto a determinados acontecimientos: es una superstición creer que pasar por debajo de una escalera trae
mala suerte.
Respeto o miedo excesivo a las cosas
desconocidas o misteriosas.
Relato
Habrá familias
que no son supersticiosas, pero no era el caso de la mía precisamente.
Este relato nace
a raíz de que iba caminando por una vereda
con otra persona, mientras manteníamos
una animada conversación. De pronto me frené abruptamente. Mi compañera me miró
y dijo:
─ ¿Qué te
pasa?
─ Nada. Pero yo cruzo por la calle ─
respondí ─ Es que no paso por debajo de escaleras.
Había una gran escalera que apoyaba sobre el
frente de un negocio, y la única forma de seguir caminando era pasar por
debajo.
─ ¿Por qué? ─ preguntó asombrada.
─ Trae mala suerte. ─ respondí un tanto avergonzada
de mostrar al desnudo una de mis debilidades.
Para colmo agregó:
─ Pero Gely, no me digas que vos sos
supersticiosa…
Se que no doy ese perfil, soy exageradamente
racional, lectora ávida, hasta hice la
universidad en ingeniería, aunque a esta altura estoy convencida que eso no
influye. Nadie que no me conozca a fondo,
creería que esas cosas puedan afectarme. Pero lo hacen.
Provengo de una familia, donde estando sentados a la mesa y si, sin querer alguien
volcaba su copa de vino, nuestra madre en vez de retarnos, rápidamente empapaba
sus dedos en el vino derramado y nos mojaba la frente, diciendo:
─ ¡¡Es suerte, es suerte!!
Si se caía la sal, tomaba unas pizcas de la misma
y las echaba por arriba de un hombro. Eso era para evitar la “mala suerte”. Siguiendo con la mesa, si alguien pedía:
─ ¿Por favor me pasas la sal?
La alcanzaban, pero nunca en tu mano. Se dejaba
el salero al lado de tu plato, apoyado en la mesa, para que no atraiga a “la
mala suerte”.
Lo mismo con supersticiones callejeras. Por ejemplo, si ibas
caminando y a lo lejos veías un gato negro, no tenías que dejar que te cruce
por delante. Desviabas el camino o
corrías para cruzar antes que él, porque eso si que traía “mala suerte”.
Si jugabas en la calle y justo pasaba un cortejo fúnebre,
parabas de jugar y buscabas tocar “madera
sin patas”, para que la muerte no te llegara a vos.
Si alguien te echaba una maldición, rápidamente había que
cruzar los dedos índices y mayor de ambas manos, para que la maldición rebotara
en el otro.
Buscábamos un trébol de 4 hojas, que eran rarísimos de encontrar, pero "traían suerte".
Así unas cuantas más, incluida el no pasar por debajo de una
escalera o, la “mala suerte” del martes
13: No te cases ni te embarques…
He luchado a lo largo de mi vida para no hacerme eco a estas
irracionalidades, pero es más fuerte que yo. Algo muy interno domina mis
razonamientos y cumplo la cábala ancestral.
Te entiendo Gely! Yo soy racional como vos y aun así no puedo (totalmente que NO PUEDO) pasar la sal de mano en mano.
ResponderEliminarCreo que cuando las creencias vienen desde la infancia, y se maman desde la familia, se hace muy difícil despegarse de ellas y conviven en nosotros.
Es cuestión de comprenderse, es parte de uno, a veces se cambia y a veces no.
Después de todo, por creer en estas supersticiones heredadas no le hacemos mal a nadie.
Te mando un beso muy grande!!! (cruzo dedos cuando la gente me mira de arriba abajo, acto reflejo, posta)
Ja, ni te cuento las cábalas que tienen los actores... Una de mis hijas es actriz.
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