miércoles, 13 de noviembre de 2013

Moldecitos de zucchinis y harina de maíz

La harina de maíz es un alimento sin colesterol y por lo tanto, su consumo ayuda a mantener bajo el colesterol, lo cual es beneficioso para nuestro sistema circulatorio y nuestro corazón.











La harina de maíz al no tener purinas, es un alimento que pueden tomar sin problemas aquellas personas que tengan un nivel alto de ácido úrico. Por este motivo, consumir alimentos bajos en purinas como la harina de maíz, ayuda a evitar ataques en pacientes de gota.
Debido a que tiene un bajo nivel de sodio, el tomar la harina de maíz es beneficioso para quienes padecen hipertensión o tienen exceso de colesterol.
Receta.

Ingredientes
1 Kg de zucchini
1 cebolla grande
1 diente de ajo
1 tomate fresco sin piel
2 tazas de harina de maíz de cocción rápida.
Agua 5 ½ tazas. (Atención ¡No usar 6 tazas!)
Aceite, sal, ají molido o  pimienta negra molida

Preparación
Lavar y cortar los zapallitos en cubos bien pequeños. Picar la cebolla y el ajo. Cortar en cubitos pequeños el tomate.



En un wok, calentar un poquito de aceite, agregar todas las verduras e ir cocinando a fuego lento. Si se seca agregar un chorrito de agua o caldo. Condimentar y reservar.


En una cacerola hervir las 5 ½ tazas de agua con sal. En el momento del hervor echar la harina de maíz y revolver para que no se formen grumos. Cocinar un a 2 minutos y apagar el fuego.


Mezclar con las verduras reservadas. Colocar en moldes individuales o en bandeja rectangular y enfriar  2 hs. en heladera.



Atención! Esta preparación tiene que quedar más bien dura, por eso  quitamos ½ taza de agua a la harina de maíz. De lo contrario,  la proporción para la cantidad de polenta indicada,  sería de  6 tazas de agua. Pero como luego  se  mezcla con las verduras,  quitamos una parte de agua. Esto es para que quede bien durita y no se afloje con el jugo de  los zucchinis.



Una vez frio, desmoldamos si  molde es individual o cortamos en cuadrados si es rectangular. Cada porción se puede cubrir con salsa de tomates y queso rallado o mozzarella. Un poco de horno y a servir.


Es un plato riquísimo y rinde muchas porciones.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La pileta de lavar ropa

La casa familiar fue construida en el año 1910, era tipo “chorizo”.  Tenía  un gran jardín  a la calle y las habitaciones  daban a una galería alta y fresca, ideal para dormitar siestas en el verano. Pero esas habitaciones no estaban comunicadas entre sí,  siempre había que pasar por la galería para ir de una a otra.
A su vez,  al costado de la galería  se hallaba una gran pérgola de madera que sostenía a una vieja parra. Todos los años, la vendimia de esta parra proveía varios frascos de dulce de uva que se guardaban para el invierno.
Luego venía un comedor con un  ventanal de hierro que llevaba vidrios partidos, algunos de colores. Desde allí  se divisaba el fondo con la pequeña huerta familiar.



La cocina de la casa era amplia y  tenía instalada una antigua “cocina económica” que se alimentaba a leña, de manera  que mientras se cocinaba,  almacenaba agua caliente en un tanque para la ducha de toda la familia; claro que el baño tenía que ser rapidito, pues si no el agua,  no alcanzaba para todos.
En invierno el punto de encuentro de la familia era la cocina. Sobre una amplia mesa cubierta por un mantel de hule, los niños  hacían los deberes para el colegio, se cortaban las telas para futuras prendas, amasaban los fideos del domingo, acomodaban los frascos de dulces…
Durante los tórridos días de verano -no existían los acondicionadores de aire-  el agua fresca para beber,   se extraía de viejas heladeras de madera.



 Por eso pasaba el vendedor de hielo todos los días. Se compraba el hielo por barra, o por media barra,  de acuerdo al tamaño de la heladera…


En verano,  la diversión de los niños más pequeños, era una pileta de lavar la ropa que estaba en el patio del fondo. Bastante grande y  de cemento, de esas que no se ven más. Los niños jugaban desnudos bajo el chorro de agua. La diversión consistía en retener el agua con las manos… Las risas se oían de lejos…


El tiempo fue pasando y se sucedieron tres generaciones. La casa sufrió muchísimos cambios. Actualmente no es más tipo “chorizo”. Ahora es moderna con gas natural y con todos los artefactos actuales que hacen al confort de nuestra época. ¿Pero saben que es lo que permaneció intocable, casi como un símbolo?



 La vieja pileta de lavar la ropa. Es que los niños de la tercera generación de esta familia, aún se bañan  y juegan en esta vieja pileta,  y sus risas actuales son idénticas a las de sus padres, tíos, primos y abuelos.

La vieja pileta no desea que la jubilen…

lunes, 4 de noviembre de 2013

Tostadas caseritas de pan integral.

Para hacer estas tostadas hay que tener ganas,  porque llevan mucho tiempo.
El otro día llovía a cántaros. No se podía salir, así que  me dediqué a hacer pan integral. Cuando los panes se enfriaron bien,  corté rodajas e hice  tostadas para guardar. Son buenísimas para el desayuno o el té de la tarde. Al estar  guardadas en una lata cerrada se mantienen bien crocantes y se acompañan muy bien con quesos y/o dulces.

Ingredientes
Levadura fresca 25 grs.
Azúcar, una cuchara.
Harina integral, 500 grs.
Aceite de Oliva, 1 cuchara y media.
Sal, a gusto.
Agua a temperatura ambiente, cantidad necesaria.



Preparación
Bollo madre:
En un bol pequeño, deshacer la levadura con 3 ó 4 cucharas de agua y agregar el azúcar. Mezclar. Agregar harina e ir mezclando hasta que se forme un bollito pegajoso. Tapar y reservar en lugar que esté fuera de las corrientes de aire. Esperar a que duplique su tamaño.


Masa:
Mientras tanto volcar el resto de la harina en la mesada, incorporar la sal, mezclar y hacer un hueco en el medio. Echar allí el aceite de oliva y cuando el bollo madre esté levado, colocarlo en el mismo hueco. Ir agregando agua de a poco  y formar la masa. Amasar bien un rato para que el bollo madre quede perfectamente integrado a la masa. Dejar reposar la masa tapada con un lienzo en lugar cálido. Esperar a que duplique el tamaño.


 Luego cortar en tantas partes como panes quiera obtener. En mi caso lo corté en dos y de distintos tamaños.


Volver a amasar y colocarlos sobre una placa aceitada con la forma que se desee.  Cubrir con un lienzo húmedo. Yo hice dos panes alargados para poder después cortarlos en rebanadas.
Cuando ya estén nuevamente levados, realizar unos tajitos con una cuchilla y pintarlos con agua utilizando un pincel.
Cocinar a horno un poco más que mediano, pero para que no se seque, colocar un jarrito con agua en el horno. 
En mi caso no los doré demasiado porque la idea era volverlo al horno más tarde,  en forma de rebanadas.



Una vez frío los panes se cortan en rebanadas de 1 cm más o menos de espesor y se tuestan al horno de ambos lados.


Quedan bien crocantes. Se dejan enfriar y se envasan



Bastante trabajo, pero quedan buenísimas!!