martes, 10 de julio de 2012

Postre de dulce de arándanos y queso fresco o un viaje de miniturismo a San Pedro, Pcia. de Buenos Aires

Aprovechando el feriado largo nos fuimos con un matrimonio amigo a pasar el día a San Pedro, 160 km aprox de la Ciudad de Buenos Aires. Día bien frio, de invierno, pero con sol radiante. Ideal para caminar.
A medida que nos acercábamos se divisaba a ambos costados de la ruta, grandes extensiones con plantaciones de naranjas.

Los árboles estaban tan cargados de naranjas maduras que las ramas casi llegaban al piso. Un espectáculo de color verde y naranja.












Lo primero que hicimos fue tomar un cafecito con la típica ensaimada rellena de crema pastelera, tan popular en San Pedro.

La camarera que nos atendió, nos comentó que justo ese día había un festival a orillas del Rió Paraná. También contó que en el mismo, se ofrecían productos típicos de la región. Hacia allí nos dirigimos, luego  de dar un paseo por la ciudad y por la hermosa costanera. La misma bordea  unas barrancas muy altas que miran al río.






Cuando llegamos al festival, fue una sorpresa encontrar tantos puestos con  productos de la zona y comidas regionales.


En algunos ofrecían pescados de río preparados de muy diversas formas. Había dorados a la parrilla y en guisos, bogas, surubí etc. Nosotros comimos un dorado a la parrilla con salsa portuguesa y arriba queso derretido.


Naranjas por todas partes. Dulces, jaleas, licores, repostería.  Parecía el reino de la naranja. Por supuesto me traje una bolsa y la verdad que el sabor no tiene nada que ver con las que se compran en verdulerías o supermercados. Es que estas naranjas maduran en su planta y no pasan por frigorífico.


Lo que más me gustó fue el puesto que vendía dulces en barras. Estaban los clásicos de Batata, Batata y Chocolate, Membrillo, pero el que me fascinó fue el de arándanos.

Lo conocía en versión mermelada, dulce, jalea, salsa, pero nunca lo había visto en una barra sólida. Le dije  al vendedor si me pasaba  la receta. No hubo caso.







Pregunté si le ponía gelatina, me dijo que no, pero no me quiso explicar como se hacía.




De todas formas me traje un cajoncito y lo preparé con queso fresco, unas rodajitas de naranjas sanpedrinas y unas hojas de menta fresca. ¡¡Riquísimo!!
El último lugar que visitamos fue el puerto, donde reinaban los pescadores.
Un paseo hermoso.

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