miércoles, 27 de febrero de 2013

Pollo con zucchini al curry

Esta es una receta de la India, pero hecha por gente de "La Toscana", Italia. ¿Por que resalto este detalle? Por la simple razón de que los italianos, sobre todo de esta zona, tienen el arte de hacer de cualquier  plato, una obra maestra.
La meticulosidad y el refinamiento que utilizan para la elaboración de las comidas,  hacen que los platos sean simplemente una fiesta al paladar.


Para esta receta, Lili no paró hasta conseguir el Curry que ella deseaba. Yo tenía uno en casa de color claro y aroma suave que no la convenció. Lo olió y me preguntó si podíamos conseguir otro. Fuimos a una  casa de especias y finalmente logramos uno que era de su gusto. Para ello, primero lo olió, luego observó el color (algo anaranjado) y finalmente probó el sabor, con una pizca sobre la lengua.


Luego compramos el pollo, solo muslos. Le pregunté porque no pechugas, a lo cual me respondió que el sabor es distinto, ya que las pechugas son más secas.
Fuimos a las verduras y eligió los zucchinis uno por uno (zapallitos verdes largos)

Les cuento que el plato resultó una delicia y lo comparto con mis amigos del blog.

Ingredientes (4/5 porciones)
1,2 kg de muslos de pollo
½ taza de harina común
5 zucchinis
1 cebolla grande
1 diente de ajo
2 a 3 cucharitas de café de curry de buena calidad
Sal a gusto
Ají molido a gusto
Aceite de oliva
Agua caliente, cantidad necesaria

Preparación
Quitar la piel y grasa al pollo. Cortarlo en cubitos. Pasar los trocitos de pollo por harina. En un wok,  cacerola, o sartén calentar el aceite, poca cantidad y dorar los trocitos enharinados de pollo. Apenas dorar. Quitar con espumadera y colocarlos sobre papel absorbente. Reservar



Pelar la cebolla, cortarla en juliana. Picar el diente de ajo. Lavar y cortar los zucchinis también en juliana (estos últimos si se consiguen  pequeños o tamaño mediano,  mejor. Los que son muy grandes tienen muchas semillas y no convienen para este plato)


Luego, la cacerola ideal para preparar esta comida, sería una paellera de tamaño mediano. Yo no la tenía y buscando conseguí una vieja paellera que había sido de mi suegra, pero sin tapa. Según Lili, lo ideal es una no muy baja y con tapa. De todas formas nos arreglamos muy bien.
Calentar la cacerola/paellera al fuego y echar un chorrito de aceite de oliva, o cualquier otro, pero el de oliva da un sabor especial. Verter la cebolla, el ajo y los zucchinis. Rehogar echando cada tanto un chorrito del agua caliente. Se debe cocinar sin hervir. La verdura debe quedar con forma y semicocida. En ese punto se agrega la sal y el curry, pero no todo, una parte.


Se sigue revolviendo y luego se incorporan  los trozos de pollo dorados.


Se revuelve y se va agregando poquito de agua, el resto del curry y ají molido a gusto.


 Se formará como una salsa semi-espesa. A ello contribuye la harina con que rebozamos los  cubos de pollo.

Exquisito!!!
Ahora a esperar la próxima receta de los “Cocineros italianos”

lunes, 25 de febrero de 2013

Santa Rita Santa Rita…

Contribución de Marisa (lectora de este blog) Muchas Gracias!!


¿Cómo es que una simple cena puede transportarnos a lugares insólitos? Que sucede para que una comida, un lugar, una compañía nos abran las puertas que conectan entre sí a los sentidos y se transforme en una experiencia única? Un complejo misterio seguramente. Lo que puedo asegurar es que hay un lugar en el que todas estas sensaciones me fueron reveladas. No una, sino cada vez que voy a Santa Rita. Y Santa Rita no es sólo un restorán de frutos de Mar Argentino, como se describe en las guías. Es Billi, su dueño y mi amigo, secundado por las manos mágicas de Laurita que revolotean en la cocina, la alumna que superó al maestro y sus ayudantes, y es una combinación mágica  de factores imperceptibles que dan como resultado que uno se sienta envuelto por un halo agradable, como en los brazos de un ser querido.


Para describir mínimamente el fenómeno Santa Rita hay que comenzar por el principio, desde el cordón de la vereda
 Una esquina en Adrogué alejada del centro, enclavada entre los chalets ingleses del que supo ser barrio de Borges como le gusta mencionar a Billi. El verde, la tranquilidad, las ventanas abiertas y la brisa del verano que entra libremente y se adueña del interior, luego de ser marginada por las confiterías blindadas y refrigeradas del centro, invitándonos a nosotros también a entrar. Esa esquina, casi imperceptible, con sus ladrillos desnudos es el comienzo de Santa Rita.
 La sobriedad de su exterior será sólo un recuerdo cuando ingresemos. La calidez gana el primer impacto, como haber entrado a un lugar que estaba en nuestra memoria genética antes de nacer. Un cocoliche de objetos en desuso, herramientas, botellas, cajas, afiches, fotos y elementos del antiguo almacén se hallan a gusto sobre las estanterías de madera, sobre la  barra de estaño o reflejados por la luz tenue en el brillo de la pinotea encerada. Suenan discos de pasta desde la habitación contigua, tangos, Edith Piaf, lo que haya. Foto viviente de una época que se funde con naturalidad con el ir y  venir de platos y copas y el aroma a flores que llega desde el jardín. 6 mesas en el salón, una más la habitación de la fonola y dos afuera, en el jardín. Eso es todo. Pero no todo.


Atravesando ese jardín nos encontramos con el “alter Santa Rita”. Hacia el fondo está el quincho, para quién quiera intimidad. Ahí podrá recostarse en el amplio sillón a disfrutar de una cena VIP frente a las máquinas de cerveza y el horno de barro de uso exclusivo para las ocasiones en que hay cochinillo.
Volviendo al jardín está la parrilla con algún coloso del mar asándose en toda su extensión, y junto a la barra de madera se acoda literalmente “la barra”, porque si hay algo que caracteriza a Santa Rita, y especialmente a Billi es la pasión por cultivar el personajódromo, como lo llama un amigo integrante de dicha estirpe. Quien aquí suscribe también es considerada parte de estos “amigos de la casa”, artistas cuyos talentos no han sido todavía descubiertos por el mundo pero que en Santa Rita ya ganaron título honorífico. Así es que si uno llega hasta la parrilla podrá conocer seguramente a alguno de los tantos Maestros que gentilmente Santa Rita supo alimentar en cuerpo y alma.
Si uno ya es parte de esta Familia tendrá el honor de seguir atravesando umbrales, y podrá ingresar en la cocina, mi lugar favorito.  Aquí es donde se produce el hecho, la merma, el pulmón que hace respirar a la Bestia. Tengo el honor de tener el pase liberado a la cocina, de poder emplatar, servir, probar, lavar copas y decorar postres. Alguna vez me di el gusto de sugerir algún  aditivo que fue aceptado con éxito. Aunque todavía no pisé el último peldaño, hacer la tortilla de papas, tarea exclusiva de Billi, Laura y algunos pocos elegidos. Hay secretos involucrados en la tortilla que no todos pueden saber, pero no pierdo las esperanzas. Sí, definitivamente la cocina de Santa Rita es mi lugar predilecto, y cuando puedo, que no hay muchas corridas me instalo allí.
Al fondo están las dos habitaciones que dispone Billi para su propia vivienda y de sus hijos, que también hacen de oficina administrativa y de albergue para algún amigo que volcó en el transcurso de la noche.
Y un último y secreto lugar, de acceso restringidísimo. El sótano. Allí, entre botellas y telarañas descansa la figura de la Santa, que ni Billi se animó a remover cuando compró y restauró el viejo Almacén. Ahí está todavía, velando a todos desde el subsuelo.
Pasemos a la comida, otro de los elementos fundamentales, pero sólo otro más. Transcribo el menú de este jueves, que fui a festejar con mi compañero el Día de los Enamorados.


Billi nos ofreció la única carta, que es la de bebidas. Por supuesto que no tuvimos necesidad de mirarla. -Traenos tu cerveza, la que quieras. Nos trajo una Golden Ale con la que ya nos podíamos haber alimentado y una panera con las artesanías de Laurita: grisines enroscados, bollitos y pancitos arrollados con queso.
Llegó la entrada, unas tapas de salmón rosado sobre una pastita verde de ajo con alguna hierba, un pincho de tentáculo de pulpo sobre una papa al pimentón dulce, mini empanada gallega y filetitos de pejerrey marinado. No me acuerdo si algo más también.
Interín para escuchar al Maestro al piano (previa presentación personal de su nuevo descubrimiento, un director de orquesta,  compositor y arreglador de sólo veintipico de años) y luego el primer plato. Brochettes de calamar y langostino acompañadas por paella, repleta de bichitos con y sin conchas.
 Una vueltita por el jardín, un poco más de cerveza heladísima, otra entrada del Maestro, y el 2º plato. La pesca del día (a nosotros nos tocó un trozo de salmón blanco de 1kg aprox.) con ensalada de rúcula y semillas de girasol tostadas.
Para cerrar el menú, desgustación de postres. Un plato grande y dos cucharitas para probar la mousse y la ganache de chocolate, el parfait de banana, salsa de frutos rojos, lemon pie, cheese cake de chocolate, peras al Malbec y un apple crumble tibio.
Buena comida, buena bebida, lugar encantador, música en vivo, cuando no baile y/o exposición plástica. Pero la cena para el recuerdo no estaría completa sin el ingrediente fundamental de este lugar, su anfitrión. El Billi yendo y viniendo con su babucha colorida y poniendo sobre las mesas lo que cree que está faltando, un cambio de bebida, una anécdota, una palmada en la espalda o una servilleta. Se escuchan fragmentos de la anécdotas inacabables del lugar, algunas ya conocidas, con Mastroianni como protagonista cuando filmaron allí “De eso no se habla”, y siempre alguna novedosa, porque pasa mucha gente y pasan muchas cosas en Santa Rita.
Uno va a Santa Rita a entregarse, a comer lo que le dan, a escuchar lo que le cuentan o lo que tocan, a ver lo que hay, a disfrutar y a creer en la magia. Eso sí, no pidas un salero. Billi lo va a traer, dejará la sal sobre la mesa, y posiblemente te invada la sensación de que no entendiste nada de nada.
Gracias Santa Rita por otra velada inolvidable.
Marisa

jueves, 21 de febrero de 2013

SCHIACCIATA



En estos días voy a poder poner varias recetas de “La Toscana. Italia”. Gracias a que están de visita en Bs. As. unos primos oriundos de allí. Como si fuera poco, les encanta cocinar y yo me aprovecho…pero es por el blog… ¿ehh?

SCHIACCIATA
Ingredientes
2 1/2 vasos de agua tibia
15 grs. de levadura fresca
800 grs. de harina común
1 cucharada de aceite (preferentemente, aunque no necesario, de oliva)
Sal gruesa, romero y más aceite de oliva

Preparación
Solo voy a colocar las fotos del paso a paso ya que es hacer la masa de una pizza.







Está muy buena para comer sola, rellenar con jamón, queso y lo que se te ocurra.


Ellos prepararon también unos morrones rojos al horno, los pelaron y le hicieron una salsa con la procesadora de ajo, mucho perejil y aceite de oliva.


Ummm… no se imaginan lo que era eso.

martes, 19 de febrero de 2013

El uitsmeijter

 Contribución desde Madrid, España. ¡Muchas gracias!

Esto es un plato típico de Holanda y admite variantes y fantasías.
En Holanda se desayuna fuerte, se almuerza ligero y se cena casi bien, comida caliente.

El uitsmeijter se suele poner para desayunar o para el almuerzo......pero creo que en verano puede ser una cena ligera para vosotros.
Yo tuesto dos rodajas de pan de molde grandes y a una,  le hago un agujero con una copa... el trocito de pan redondo,  se usa para mojar en el huevo.
Pan Tostado debajo
Jamón York encima (yo no lo caliento), algunos le ponen queso (yo no)
al jamón y se pone el huevo frito sin romperlo,  con la yema centrada en el pan. Encima la rodaja con el agujero, de modo que quede la yema a la vista.
Se aconseja comer con cuchillo y tenedor....de lo contrario el desastre está garantizado en forma de manchas y dedos pringados.
¡Buen provecho!... Pero no aconsejo comer más de un huevo por la noche.... y luego un tecito Cachamay  o similar.

Saludos
Franz  (Desde Madrid)

jueves, 14 de febrero de 2013

Tomates deshidratados Express.


Ingredientes
100grs. de tomates deshidratados
4 dientes de ajo
1 cucharita de las de café, de pimentón.
Sal, aceite, laurel, orégano, ají molido (todo a gusto)
Preparación

En una cacerola con agua hirviendo, volcar los tomates secos. Dejar hervir solo 1 minuto. Apagar el fuego y dejar en reposo otro minuto.

Escurrir los tomates en un colador. Luego colocarlos encima de un papel de cocina absorbente.

Colocar otro papel por encima de los tomates y presionar para que queden bien secos. No deben tener humedad si se desea que duren más tiempo.

Una vez concluida esta operación, picar bien los ajos y mezclarlos en un bol con el resto de los condimentos. Salar y agregar el aceite. El aceite puede ser de cualquier tipo, por supuesto el de oliva es más sabroso. Pero como lleva muchos condimentos,  dicho aceite queda muy mejorado.

Acomodar todo en un frasco esterilizado y cubrir la superficie con más aceite. Guardar unos días, si puede y consumir.
Ideales para acompañar cualquier tipo de carne, para agregar a la cubierta de las pizzas, para sándwiches, o simplemente para picar.

Nota: Cuándo haya consumido todos los tomates, el aceite que queda, sirve para condimentar ensaladas o papas hervidas, arroz,  etc.

viernes, 8 de febrero de 2013

Tarta de frutas frescas

Cumplir años en verano trae sus problemas:
- La mayoría de tus conocidos están de vacaciones.
- El calor durante el mes de febrero en Buenos Aires, puede ser agobiante.
- Te entra una pereza que no deseas hacer nada.
- Y si además, sos una persona que como a mi, no le gustan las cosas muy dulces, es aún más complicado.
Mi hija,   a pesar de todo, quiso hacerme una torta para mi cumpleaños. Me preguntó como la quería. ¡¡Pobre!! Le dije: Fresca, no muy dulce, sin cremas del tipo chantilly o de  chocolate, sin dulce de leche, sin gelatina, sin mermelada y con frutas naturales. Difícil ¿No?


Pues se las ingenió muy bien. Hizo una tarta de masa crocante con almendras molidas.
La cubrió con una crema pastelera, no muy endulzada y por arriba le colocó:
Frutillas, arándanos, kiwis, duraznos y almendras. La frutas frescas, cortadas y sin ningún agregado. La sirvió bien fría.


Me encantó. Ideal para verano , para “No Dulceros” y muy dietética.

El mate