sábado, 18 de diciembre de 2010

Una historia pequeña

Aprovechando que estaba muy bueno el clima, se me ocurrió darle una mano de pintura a las paredes de mi pequeño jardín. Como buena pintora de “brocha gorda”, salpiqué con pintura a todas las plantas que estaban cerca. Para repararlo me disponía a limpiar o cortar las ramas con pintura, cuando de pronto me encontré con este personaje.


Estaba paradito,  muy silencioso,  tanto que casi me asustó. Pensé que iba a salir volando rápidamente y me asombró que no se moviera del lugar. Enseguida me acordé del relato que presentaron Paula y Javier en este mismo Blog (3 de diciembre de 2010),  respecto a un pichón de zorzal.  Fui  corriendo a buscar mi cámara de fotos y  dije para mí:
- Cuando vuelva con la cámara ya no va a estar.
Pero estaba y además  se dejó fotografiar con tanta docilidad que me hizo pensar:
- Este pichón,  sabrá que voy  a publicar sus fotos en el Blog y  estará posando para la
fama?
 
Pero no fue así porque cuando me retiré unos metros, vinieron sus padres a llevarlo y descubrí que en mi jardín, sobre una planta alta había un nido con dos pichones de zorzal colorado.







No fue lo único que encontré. También hallé en medio de un rosal lleno de espinas este nido abandonado.




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