Llevábamos 2 carpas. En el campamento, armamos una frente a otra y entre ambas colocamos una lona grande que hacía las veces de pasillo/cocina y sala de estar.
Vicenta madre de Luís, cuando se enteró que nos íbamos, muy generosamente nos envió un Souvenir para el viaje. Conocía una fiambrería al por mayor y nos compró una lata de galletitas de agua de 4 Kg y una mortadela enorme. La mortadela pesaría unos 5 Kg y tenía una extraña forma geométrica: Nos dijo que era del tipo Bocha y ese fue el nombre que le quedó “La Bocha ”.
MORTADELA BOCHA
Descripción
Elaborada con carnes seleccionadas de porcinos y bovinos. y trozos de tocino de cerdo mezclados en exacta proporción. Embutida en vejiga natural. Ideal en sandwichs, platos frios y picadas ya que su consistencia permite un excelente feteado.
Conservación
45/60 Días
Presentación
3,5 Kg. a5 Kg .
Descripción
Elaborada con carnes seleccionadas de porcinos y bovinos. y trozos de tocino de cerdo mezclados en exacta proporción. Embutida en vejiga natural. Ideal en sandwichs, platos frios y picadas ya que su consistencia permite un excelente feteado.
Conservación
45/60 Días
Presentación
3,5 Kg. a
Nos entusiasmamos tanto con el obsequio que fuimos a una casa de camping y compramos especialmente para “La Bocha ” una fiambrera. Esta se colgaba de la rama de un árbol. Estaba fabricada con un tejido plástico que permitía pasar el aire, varios estantes y un cierre.
El primer día que regresábamos de la playa corrimos todos a la fiambrera.
Allí nos esperaba La Bocha , para la picadita o el sándwich. Al cortarla pasó a ser “La Mocha ” (palabra que significa “Sin punta”).
Era tan rica que no puedo olvidar el deleite al saborearla. Luego la guardábamos celosamente en la fiambrera para que no se arruinara, hasta la próxima vez.
Comenzamos a recorrer los alrededores de la zona de Necochea y nos llevábamos algunos sandwichitos de La Mocha ; por si nos daba hambre...
Un día fuimos a conocer la ciudad de Balcarce y en lugar de preparar previamente los sándwiches, llevamos directamente La Mocha en la canasta de provisiones junto con el mate. Cuando la íbamos a cortar, nos dimos cuenta que no traíamos una madera donde apoyarla. A alguien se le ocurrió poner La Mocha sobre el capó del DKW y cortarla allí, encima de un papel.
No hace falta relatar que el capó del DKW se manchó muchísimo con la grasa de la mortadela. Un manchón importante. Lo lavamos y no salía. Dijimos:
-- En el camping lo lavamos con detergente y va a salir. Pues No salió. La mancha estaba fija en su lugar. Probamos con detergentes especiales para automóviles y nada.
Pero la historia no termina aún. Nuestra Mocha causaba sensación en el camping entre los vecinos campamenteros. Al que se acercaba a preguntar de donde la habíamos traído, generosamente le ofrecíamos una pequeña degustación y hasta algunos perros venían a ladrarle a la fiambrera.
Una noche llovió y corrimos a poner la Mocha a resguardo, pero nos olvidamos de la lata de galletitas; se ve que no había quedado bien cerrada y el contenido apareció completamente desecho. Se había transformado en una pasta amorfa y tan desagradable que ni los perros la quisieron.
Un día después nos levantamos y mientras desayunábamos, uno de nosotros, creo que fue Luís, gritó:
- Nos robaron la Mocha !!!!
Grande fue nuestra tristeza. La buscamos por todo el camping y nunca más la vimos. Pero el que la robó, tuvo la delicadeza de dejarnos la fiambrera.
Debo confesar que nunca se fue la mancha que dejó La Mocha en el capó. Vendimos el coche con ella. El capó del DKW llevaba un sello imborrable de La Mocha.
Corro a comprar una mortadela como esa!!!
ResponderEliminar