Hace un tiempo, estando en  Guadalajara, México y  faltando solo 2 días  para retornar a la Argentina, decidí tomar un Bus hasta Colima, que se encontraba a  140 km  de donde me hallaba. Por referencias  sabía que era una ciudad con una importante Universidad y me interesaba conocerla.

Cuando llegué a la plaza principal, o sea al Zócalo de Colima, me encontré con un gran  festejo. Pregunté y era precisamente el aniversario de la ciudad, por lo tanto la fiesta más importante del año. Gran desfile cívico militar, autoridades, canciones, bailes... Pero  sobre todo,  venta de comidas típicas en puestitos o kioscos.

Lo que más llamaba mi atención eran unos vendedores que gritaban:

- Calentitos los chapulines!!…
 La gente se agolpaba para comprar y estos,  entregaban unos cucuruchos de papel, llenos hasta el tope de chapulines fritos.

Una señora muy amablemente me quiso convidar, e insistió para que comprara un cucurucho. Me dijo que me iban a encantar. Pero sucedía  que los chapulines eran unos insectos parecidos a  una especie de langostas, que al freírlos o asarlos, tomaban un color rojo y quedaban con sus dos antenitas paradas muy dramáticamente. No los pude probar, me impresioné. Pero por la forma en que desaparecían de las manos de los vendedores, debía ser algo verdaderamente rico.

La señora que conversó conmigo,  me dio la siguiente receta:

Chapulines Asados

Ingredientes

- 1 lb. de chapulines
- 1 taza de manteca
- Sal al gusto
- Limón

Preparación:
Los chapulines se dejan remojar en agua durante todo un día. El recipiente debe permanecer tapado. Al día siguiente, se sacan del agua, se escurren y se secan. En una sartén se pone la manteca. Se ponen los chapulines y se tapa el recipiente. Cuando están dorados se les agrega sal. Cuando se sirven, se les puede añadir un poco de limón.